RELACIONES PERSONALES, CONSTELACIONES FAMILIARES Y TRABAJO SISTÉMICO.

Las relaciones personales son a la vez nuestra mayor fuente de placer y crecimiento y nuestra mayor fuente de frustración y dolor.

Por eso hay mucha literatura y terapias dirigidas a sanar las relaciones mas cercanas, para poder liberarnos de la carga energética que una relación mal llevada tiene sobre nosotros.

Para arrojar un poco de claridad sobre esto vamos a visualizar primero que es una relación. Cojamos por ejemplo la relación con tu madre. Cierra los ojos, observa a tu madre. ¿Ves la imagen de ella con todas las sensaciones que te produce? Todo lo vivido con ella, su comportamiento contigo, el tuyo con ella…Genial, pues esas proyecciones son las distorsiones que hay en tu consciencia que no te permiten interactuar con ella desde la coherencia del movimiento presente, desnudo de pensamiento.

Si tu madre te manipula, tu madre te manipula. Da igual que sea tu madre, que te haya dado la vida, que la quieras mucho, o que no quieras hacerla “daño”… toda esa maraña de pensamiento de pasado y futuro te priva de tomar la acción coherente y poner limites al maltrato.Si tu niña te insulta, tu niña te insulta, da igual que sea solo una niña y que no sea consciente o que sea la niña que tanto has luchado por tener. Eso te priva de tomar la acción espontánea del cuerpo y ponerla y ponerte en tu sitio.

Al fijar personas en nuestra consciencia, ya no nos relacionamos con la persona presentes que es siempre cambiante, como lo eres tú, sino que nos relacionamos con una imagen distorsionada creada por nosotros. No es que nuestra relación con nuestra madre no sea buena, el problema es que no nos estamos relacionando con nuestra madre, sino con nuestra mente.

Cuando esas fijaciones se mantienen en el tiempo, los desequilibrios se fortalecen y se hacen mas reales, creando relaciones psicóticas que nos mantienen haciendo algo que nuestro cuerpo, que siempre está libre de condicionamiento, no quiere hacer. Entonces nos sentimos mal. La moral y el juicio sobre nuestro comportamiento espontáneo hace mucho daño, ya que reduce cada respuesta posible a un rango estrecho de reacciones, evitando que produzcamos el movimiento natural necesario para poner orden.

Las terapias sistémicas suelen poner tu felicidad fuera, en arreglar “las relaciones de ti con el mundo” y eso es un trabajo no acabará nunca, porque las relaciones están en tu mente y la mente está en constante cambio, construyendo y reconstruyendo ideas fijas sobre ti y sobre otras personas.

Sé uno con tu cuerpo en frente de cada persona, y no habrá relación que arreglar, porque estarás a salvo de ellas. Verás el presente por lo que es, y tu reacción a cada circunstancia no solo será obvia, sino que simplemente será.

Al abrirte tú primero al presente y tomar las acciones necesarias, traes orden al universo, y le das la oportunidad a la otra persona a hacer lo mismo para que, eventualmente, podáis encontraros en el amor y el respeto natural que nos une a todos por debajo de las certezas, por debajo del miedo.

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