Cada vez que buscadores espirituales dicen eso de que están tratando de "mejorar como persona" o ser "su mejor versión" se muere un gatito y, como soy fan de los felinos, le estaba dando vueltas al porque de este lio espiritual y si tiene que ver con el concepto de Iluminación (que a Juanjo le da mucho repelus)
Leyendo textos de mis eruditos preferidos me estoy dando cuenta que el concepto de llegar a iluminarse es un invento occidental, la palabra en sánscrito Bodha significa más bien estar despierto, expandido, floreciendo, en apertura, tener claridad y no implica, para nada, un estado final de perfección que alcanzar. Es simplemente darte cuenta de cuál es (y siempre ha sido) tu verdadera naturaleza.
Este concepto de alcanzar la iluminación ha hecho estragos en la escena espiritual occidental. La persecución de la iluminación se ha convertido en un querer mejorar nuestro ser individual en un duro camino, al final del cual está el premio. Muchas personas creen que para tener una experiencia de despertar, que les conecte con su verdadera naturaleza, deben primero acabar su terapia, ir a la selva, a un vipassana, cambiar su alimentación, ordenar su vida y un largo etcétera.
Me apena ver gente gastando su tiempo y dinero en ser una mejor versión de sí mismos, buscando salud, equilibrio emocional, serenidad, armonía, relaciones conscientes, poder personal, cosas que solo se obtienen tras una experiencia de despertar. ¡Eso es empezar la casa por el tejado!
He caído ahí alguna vez y es tremendamente frustrante de modo que mi propuesta es: ten primero una experiencia de despertar y luego integra esa realización en cada uno de los aspectos de tu vida y os aseguro que el punto uno es el más sencillo.
Una experiencia de despertar es cuando, de alguna manera, logramos estar tan presentes que nos damos cuenta de que nuestros pensamientos, narrativas y memorias no tienen nada que ver con lo que realmente somos. A veces me pregunto si es posible sanar conectando con tu niña herida, para mí no fue posible, lo que me sirvió fue experimentar que mi verdadera naturaleza no tenía nada que ver con esa niña. Esta claridad es el aspecto masculino de la consciencia que en sánscrito se llama Prakasha.
En la vía tántrica nos gusta conectarnos a la pura presencia y dejar que los aspectos complicados se vayan equilibrando sin apartarnos de ellos, esta integración requiere absolutamente una práctica diaria. La implementación de la claridad a cada uno de los aspectos de la vida es el aspecto femenino de la consciencia, Vimarsha en sánscrito. Algunas personas, tras experimentar el despertar, se apartan inconscientemente de las experiencias que amenazan su ansiada claridad, tratando de evitar cualquier sufrimiento, es decir: alcanzan Prakasha pero no Vimarsha. Esto afecta también a algunos maestros espirituales, lo cuales poseen una gran claridad, pero no han aplicado esa luz en sus vidas, están desintegrados y sus incoherencias provocan confusión y daños.
El verdadero desarrollo personal es la integración: mediante una práctica relajada pero continua, irnos deshaciendo de las creencias muy arraigadas sin descuidar el reciclaje de cada emoción que no nos permitimos sentir mientras estuvimos dormidos. Sólo así podemos estabilizar nuestros estados de presencia y conexión, sentirnos libres y gozosos. Tampoco creamos que eso es un estado final de perfección, la vida siempre nos trae cosas que resolver, pero lo que marca la diferencia es que ya somos incapaces de volver atrás, estamos dispuestos a jugar las cartas que nos toquen, dar la bienvenida a toda experiencia, soltar el control, confiar en la vida.
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