En nuestro cuerpo se alberga la clave para el bienestar. La llave que abre la puerta a una vida plena y rica en experiencias y sensaciones.
Y nuestro único trabajo consiste en escuchar. Escuchar y dejar que las sensaciones y emociones emerjan a la superficie y se despliegan en nuestra experiencia.
Todo es santo, todo es luz, todo es vida. Desde un dolor de estómago, la alegría, la tristeza, el amor o el miedo. Todo viene del mismo sitio, es energía, vibración.
La vida nos presenta emociones y sensaciones momento a momento pero nosotros nos creemos mas inteligentes que la vida misma y decidimos cuando dejarla expresarse y cuando reprimirla.
Cuando por nuestras creencias, juicios o miedos vamos en contra o queremos controlar alguna emoción o sentimiento, estamos yendo en contra de nuestra propia esencia, vamos en contra de nosotros mismos. Porque nosotros somos todo eso, somos vida.Somos todas las emociones. Somos la risa, el llanto, la tristeza, el amor y la rabia. Nosotros lo somos TODO. Reprimir una emoción es meternos en una cajita de lo que queremos ser o creemos que necesitamos ser, en lugar de ser todo el momento presente en su máxima expresión y profundidad.
Nuestro ego se come la vida. Cuando controlamos nuestras emociones o no las expresamos, la vida empieza a volverse gris, pierde color y fuerza. Perdemos la ilusión y la alegría. Todo está como muerto.
Entonces nos preguntamos: ¿Que ha pasado? ¿Porqué cuando era niño la vida era mas intensa, era mas feliz?
¿Te preocupabas cuando eras niño de lo que sentías? ¿Tratabas de poner mas fuerza en unos sentimientos y menos en otro? No, solo sentías lo que te venía y cuando pasaba sentías otra cosa. Estabas pegado a la vida, sin miedo, sin juicio. Con INOCENCIA, con ILUSIÓN.
La única manera de derrotar a la mente, estar presente y empezar a vivir es dejando que nuestras emociones se expresen en nosotros cuando aparezcan, ser VULNERABLES, dejar que la vida nos sorprenda. Soltar los controles. Dejar la experiencia en manos del corazón.
Todas las resistencias que nos encontremos al expresar una emoción son puertas al presente. Oportunidades para ver algo nuevo, trascender y liberarte de miedos y juicios.
Cada vez que no nos permitamos sentir tenemos dos opciones: Seguir en nuestra cárcel de seguridad imaginaria, o ser VALIENTES, saltar al vacío de la emoción para darte cuenta que siempre has estado seguro, que no solo no había nada que temer sino que lo que siempre has estado buscando estaba al otro lado de la emoción.
Cuando puedes ser vulnerables en cualquier situación eres inmortal. No hay miedo porque puedes sentir lo que venga y sumergirte en el sentimiento, admirarlo, vivirlo al 200%, tener la experiencia y pasarla. Entonces eres libre.
Las emociones no sentidas no desaparecen o se olvidan, sino que tu cuerpo las recuerda. Las almacena hasta que aprendes a sentir y puedes drenarlas. Solo podrás vivir plenamente cuando dejes que tus emociones se expresen a través tuyo y tu cuerpo comience a limpiar todo lo que no has sentido.
La vida es un lugar EMOCIONANTE, lleno de aventuras y sueños. Es un lugar donde la seguridad solo se alcanza a través de lo REAL que puedas llegar a ser, lo dispuesto que estés a dejarte llevar, a no ser nada mas que este momento.
Tu ya no serás tu, te convertirás en la vida misma, en energía, sabiduría pura. Vulnerabilidad y presencia.
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