Nuestra sensación de continuidad en nuestra vida, en nuestro día a día, no proviene de los pensamientos, ya que estos son discontinuos, ni de nuestras sensaciones y percepciones, pues estas son intermitentes.
Nuestro sentido de continuidad en la experiencia objetiva de la mente, el cuerpo y el mundo proviene de la Consciencia puesto que es la única experiencia no objetiva que es continua y estable.
Esta sensación de continuidad es como el hilo que une las cuentas de un collar. Las cuentas son diversas, como nuestras percepciones, no obstante, están unidas por el cordel, muchas veces invisible al ojo humano o, lo que es lo mismo, por la única sustancia presente en toda la experiencia: la Consciencia.
Toda experiencia objetiva existe y está sostenida por la experiencia no objetiva de la Consciencia.
Todo este sentido de existencia, de los diversos contenidos objetivos como los pensamientos, las sensaciones y percepciones, son la Consciencia misma, puesto que ninguna experiencia podrí...
Descartes no estuvo muy acertado cuando dijo eso de “Pienso, luego existo”.
En mi propia experiencia, cuando dejo de pensar por un momento o cuando me doy cuenta de los espacios que median entre un pensamiento y otro, no dejo de existir, por lo que mi existencia no depende de los pensamientos y mucho menos, por la falta de estos.
La Consciencia está presente entre los pensamientos y como el trasfondo de estos, por lo tanto, la Consciencia es consciente, tanto de los intervalos como de los pensamientos. Está en todo momento presente con o sin pensamientos.
Los intervalos no aparecen entre un pensamiento y otro sino que son los pensamientos los que surgen, danzan por un tiempo y desaparecen en la infinita e ilimitada Presencia consciente.
Yo, Consciencia, no aparezco ni desaparezco. No tengo ni puedo tener ninguna experiencia intermitente de Mí misma, sino que es el pensamiento, la sensación y la percepción los que son experiencias intermitentes.
Si fuese el caso de que tuviera la e...
Para este ejercicio necesitamos un espejo aunque también nos sirve un selfie hecho con nuestro teléfono móvil.
Sea con el espejo o con la cámara selfie, nos remitimos a los tres dibujos de la imagen que acompaña este texto.
Comenzamos con el de la izquierda donde debajo está escrito a. visión en tercera persona (visión desde fuera).
Lo que nos indica es que si aparece una persona, ya sea un amigo o un familiar, y nos ve mirándonos en el espejo en el selfie, ese es el significado de ese dibujo.
Podríamos llamarla la visión social o familiar, la visión de un otro a cierta distancia de nosotros.
Ahora pasamos al dibujo del medio donde debajo dice b. visión en segunda persona (reflejo en el espejo) o nuestro rostro a un metro de distancia aproximadamente, en la foto del selfie.
Nos indica que vemos nuestro rostro ahí fuera de forma más personal puesto que nos reconocemos en ese rostro del mismo modo que nos conocen y nos reconocen los demás al nivel social.
En el tercer dibujo vemos...
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